Escribo esta entrada desde Almería, ya que este año mi mujer, mis hijas y yo pasamos la Nochebuena y la Navidad con nuestra familia de aquí. Antes de salir de viaje desde Málaga, y aprovechando que era la víspera de tan señalada fecha, decidimos invitar a comer en casa a mis padres, dado que no los veríamos en unos días. Tirando del hilo finalmente contamos para el almuerzo no sólo con mis padres, sino también con mi tía y tres de mis primos. Así que amplié los horizontes del risotto que pensaba hacer y le añadí, además de las mencionadas setas y calabaza, unos champiñones. Salimos de viaje una hora más tarde de lo previsto, pero ciertamente valió la pena, primero porque salió rica la comida; y segundo, porque echamos un espléndido rato en familia.
Ahí van, aproximadamente, los ingredientes y la preparación para los 8 adultos que nos juntamos a comer.
Ingredientes
- 800 de arroz
- Una bandeja de 200 gr de setas
- Una bandeja de 200 gr champiñones
- Unos 200 gr de calabaza cortada en dados
- Queso curado rallado
- Media cebolla
- 1 puerro
- Vino blanco de mesa
- Coñac
- 2 litros de caldo vegetal
- Perejil
- Aceite
- Sal
Elaboración
- Preparar el caldo vegeral.
- Mientras, picar finamente la cebolla y el puerro y ponerlas a pochar con un poco de aceite.
- Añadir la calabaza en dados y revolverlos con el resto de vegetales durante unos minutos para que se ablande un poco.
- Añadir el arroz y revolverlo todo.
- Echar un buen chorro de vino blanco (suficiente para rehogar el contenido de la sartén) y un chorrito de coñac.
- Dejar que se evapore el alcohol del vino mientras se remueve y empezar a añadir caldo conforme el arroz lo vaya pidiendo, sin dejar que se pegue al fondo.
- Remover y añadir caldo hasta que el arroz quede hecho.
- Agregar el queso rallado (al gusto), mezclando bien con el contenido.
- Servir con mimo y un poco de perejil.
Uno de los mayores placeres que nos brinda la cocina, aparte del disfrute mismo de la preparación y la degustación, es la recompensa de unos comensales satisfechos con nuestros guisos. Tanto más cuanto más queridos sean. Así que, parafraseando a nuestro monarca, me llena de satisfacción poder decir que a mi familia, con la inestimble ayuda de mi querida tía, le gustó lo que les pusimos en el plato. Qué feliz me fui de viaje después.
Pues no sé si sería el vino blanco, o el coñac, o el mimo del chef, pero el risotto salió exquisito.
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