De carne precisamente son las sobras con las que el otro día, de nuevo solo en casa, resolví prepararme un arroz en un descanso laboral. Una especie de paella exprés cuya base fue la carne de pollo guisada que me sobró del día anterior. Dado que no había ese día más juez que yo para dictaminar la calidad del resultado, podía permitirme no darle el mimo que acostumbro cuando la preparo para más gente, de manera que podía ir respondiendo algunos correos mientras el arroz se iba haciéndose en el hirviente caldo. Así fue el proceso (correos electrónicos aparte).
Ingredientes
- 200 gr de arroz redondo (lo que consideré apropiado para la carne que tenía)
- Sobras de carne de pollo guisada (unos 6 u 8 trozos no muy grandes)
- Media cebolla (o una entera pequeña)
- 1 diente de ajo
- 1 tomate pequeño
- 1 litro de caldo de pollo (hecho con la consabida pastilla)
- Aceite
- Sal
- Colorante alimentario (mejor si tenemos azafrán, por supuesto)
Preparación
- Picar finamente el ajo y dorar en la sartén con un buen chorro de aceite.
- Añadir la cebolla también finamente picada.
- Cuando se transparente agregar la carne y saltear brevemente.
- Añadir el tomate, preferentemente triturado..
- Agregar el arroz con el colorante que se considere oportuno, mezclando los ingredientes.
- Cubrir el contenido de la sartén con el caldo e ir añadiendo agua conforme el arroz lo requiera, rectificando la sal y hasta que el arroz esté en su punto. Lo idóneo es dejar reposar el arroz apartado del fuego unos 5 ó 10 minutos, de manera que conveniente tenerlo en cuenta a la hora de evaluar cuál es "su punto".

Lejos de ser mi mejor paella, me dejó al menos una doble satisfacción: haber comido sano y sabroso, y haber sabido reciclar comida del día anterior. Y encima conseguí nuevos rencajos con el arroz sobrante que descansan congelados a la espera de un nuevo asalto gastronómico.
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