jueves, 3 de marzo de 2011

Corazones de alcachofas salteados con noodles al pesto de almendras

Lo cierto es que con el título de esta entrada casi no habría que describir la elaboración del plato, pues prácticamente ya queda descrita en su totalidad. El caso es que ayer llegó la hora de cenar y todavía seguía currando, y en vez de recurrir a la típica ensalada, pensé en hacer, para mi mujer y para mí, algo más original con la idea de despejarme un poco de tan intenso día laboral. Rebuscando en la despensa di con una lata de corazones de alcachofas que estaban justo detrás de un paquete empezado de noodles. Y como en la repisa de abajo localicé también un tarro con almendras crudas que días atrás me habían traído mis padres, conseguí la clave con estos tres elementos para preparar algo rápido, apetitoso y poco rutinario.


Ingredientes

  • 10 corazones tiernos de alcachofas (lo idóneo es que fuesen frescos)
  • 8 almendras crudas peladas
  • 2 niditos de noodles
  • Albahaca (si es fresca mucho mejor)
  • Aceite
  • Sal (o una pastilla de caldo)
  • Queso rallado a gusto (en mi caso viejo)



Elaboración

  1. Poner a cocer los noodles en agua hirviendo según las instrucciones del fabricante. Yo le añadí una pastilla de caldo al agua para conseguir más sabor.
  2. Saltear brevemente las alcachofas en un sartén.
  3. Preparar el pesto machacando las almendras con la albahaca, el queso y un buen chorro de aceite. 
  4. Emplatar las alcachofas con los noodles y agregar por encima la salsa, adornando, si se desea, con algo más de queso rallado y albahaca.

A la hora de escribir esta entrada he caído en la cuenta de que me olvidé de un ingrediente que le hubiera venido muy bien a la receta para redondearla: un diente de ajo. Se podría haber usado tanto para saltear las alcachofas como para elaborar el pesto, aunque afortunadamente tampoco lo echamos en falta. De nuevo conseguí la aprobación de mi mujer y, en consecuencia, mi propia satisfacción por romper de forma sabrosa y sin complicaciones la rutina de la cena. Eso sí, después de comer seguí currando un rato, y eso ya no me pareció tan sabroso ni satisfactorio.

1 comentario:

  1. Nada como comentar a mi marido a la hora de la cena "sólo hay ensalada...", y a continuación ocurre el milagro de los panes y los peces, sacando de donde no había. Por cierto, disfrutamos de una cena ligera y deliciosa.

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